MICRORRELATOS - 'LOS DUENDECILLOS'
DATOS PUBLICACIÓN 19-Octubre-2007. Original para microrrelatos Mundo Azul.
MICRORELATO
Los duendecillos

Los duendecillos se acercaban al bebé. Una multitud de hombrecitos pequeños y sonrientes, de gran cabeza y largos bigotes. Sonreían mientras avanzaban con pasitos torpes en confusa y alegre algarabía. Juega con nosotros, decían. Y la bebé, que aún no sabía hablar, asustada, se agarraba con fuerza a las faldas de la abuela, ignorante de la revoltosa presencia, y hundía el rostro en el cálido y protector regazo. ¿Qué te pasa, pequeña? La bebé no sabía contestar.

Los duendecillos se aparecían a la niña. Saltaban a su alrededor, sonrientes y traviesos. Salta con nosotros, decían. Ahora no, contestaba la niña, que estoy jugando a la comba con mis amigas. ¿Con quién hablas?, interrogaban las amigas, ajenas a la saltarina presencia. Con nadie, con nadie.

Los duendecillos se atusaban los bigotes y sonreían mientras la jovencita, presumida, hacía sus primeros ensayos de rimel y colorete. Canta con nosotros, decían. Ahora no, contestaba la jovencita, que me espera mi novio para el baile. ¿Con quién hablas? preguntaba la madre al otro lado de la puerta, incapaz de detectar la bigotuda presencia. Con nadie, con nadie.

Los duendecillos revolvían entre peroles y sartenes, mientras la señora se afanaba con la masa y el rodillo. Haz un pastel con nosotros, decían. Ahora no, que estoy preparando la comida para mis hijos. ¿Con quién hablas, mamá?, preguntaban los hijos, ciegos y sordos a la traviesa presencia. Con nadie, con nadie.

La abuela se mece melancólica. ¿Dónde estáis ahora duendecillos?, piensa con tristeza. Y su pensamiento se ve interrumpido por su nieta que se agarra a su falda, asustada, y que hunde el rostro en su regazo.

La abuela acaricia amorosa a la nieta y sonríe al vacío.

Juega con ellos, hija mía, que yo ya no puedo.

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