MICROTEORÍAS - 'LA METODOLOGÍA GETTING THINGS DONE (GTD) DE DAVID ALLEN'
DATOS PUBLICACIÓN PRESENTACIÓN
2-Octubre-2011. Original para Mundo Azul
ABSTRACT
Getting Things Done (GTD) es probablemente la más afamada metodología para la productividad personal, una metodología que se basa en mantener recopilado todo aquello que debemos o queremos hacer y en procesarlo ordenada y sistemáticamente. Esta microteoría explica los principios fundamentales de la metodología, sus motivaciones, el flujo de trabajo, los almacenes de información, y consejos para evaluar las acciones posibles y decidir sobre su ejecución.
ARTÍCULO
La metodología Getting Things Done (GTD) de David Allen

Introducción

En 2001 David Allen publicó ‘Getting Things Done’, traducido al español como ‘ Organízate con eficacia’, un libro en donde exponía una metodología para conseguir una mayor productividad personal a la par que una mejora en la gestión del estrés. Esta metodología, conocida habitualmente por sus siglas, GTD, se ha convertido en una de las más afamadas en cuanto a productividad personal

El problema de origen

David Allen entiende que el origen de nuestros males en cuanto a gestión del tiempo y del estrés se encuentra en que tenemos demasiadas cosas en la cabeza: tareas pendientes, ideas sin anotar, proyectos personales, cosas que nos gustaría hacer, fechas señaladas a recordar…

Muchas ‘cosas’ por hacer que residen únicamente en nuestra cabeza y que, al no estar adecuadamente recogidas, procesadas y sistematizadas, nos llevan a situaciones en que no hemos clarificado qué queremos conseguir realmente, qué es lo siguiente que debemos hacer o cuándo debemos acometerlo.

Esta situación se ve agravada por el hecho de que los trabajos hoy día suelen tener fronteras poco definidas y cambian continuamente.

La conjunción de esa indefinición en cuanto a nuestros objetivos, unida a la cantidad de cosas pendientes que mantenemos en nuestra cabeza, nos genera una situación de estrés, un estrés agudizado por la sensación de falta de control sobre todo lo que tenemos que hacer.

La propuesta de David Allen consiste en recoger (recopilar) exhaustivamente absolutamente todas las ‘cosas’ que nos interesan y ocupan y procesarlas de forma sistemática.

El mantener registradas, censadas y procesadas de forma continua todas las ‘cosas’ pendientes, libera a la mente de la preocupación por recordarlas, permite una mayor concentración en la tarea que se esté realizando en cada momento y nos habilita a renegociar con nosotros mismos objetivos, metas, fechas, etc

GTD (Getting Things Done) es una metodología que se orienta, precisamente, a recopilar y procesar con un enfoque exhaustivo y sistemático todo aquello que nos atañe, interesa o preocupa.


Enfoque horizontal y vertical

A la hora de ordenar todas las tareas y proyectos, David Allen distingue entre un enfoque horizontal y otro vertical.


En el enfoque horizontal intentamos abarcar todo lo que pueda captar nuestra atención en cada momento y se propone un flujo de trabajo para tratarlo. Este flujo de trabajo es, probablemente, la parte nuclear de la metodología GTD.

Los cinco pasos del flujo, que veremos más abajo, son:
  • Recopilación
  • Procesamiento
  • Organización
  • Evaluación
  • Acción
El enfoque vertical, el modelo de los seis niveles, nos sitúa en diferentes niveles de ‘altura’ y diferentes fronteras temporales en aquello que pretendemos acometer. Distingue Allen seis niveles que etiqueta con base en una metáfora de altura sobre el suelo:
  • Acciones actuales (pista de aterrizaje): tareas detalladas y concretas a realizar.
  • Proyectos actuales (3.000 metros): resultados a corto plazo que incluyen varias tareas, algunas de las cuales pueden estar ya contenidas en las acciones actuales.
  • Áreas de responsabilidad (6.000 metros): áreas claves en las que uno tiene responsabilidad o quiere alcanzar unos resultados. Pueden ser entre diez y quince áreas e incluir cosas como la salud o la familia en la esfera personal y la planificación estratégica, el desarrollo de equipos o la atención a cliente en la profesional
  • Objetivos anuales o bianuales (9.000 metros): acciones de recorrido más largo o transformador en esas áreas de responsabilidad.
  • Perspectiva tres/cinco años (12.000 metros): estrategias a largo plazo tanto en el ámbito interno (personal) como en el externo (profesional) para adaptarse a tendencias, transformaciones o grandes objetivos.
  • Vida (15.000 metros): planteamiento de la visión general y objetivos vitales
El flujo de trabajo

Probablemente, la aportación más relevante de David Allen y su metodología GTD sea el flujo detallado de cómo procesar ‘las cosas’ que nos atañen. El esquema del flujo es el que se representa en la siguiente figura:


En él se representan como ‘botes’ los distintos almacenes o repositorios de información, como rombos los puntos de decisión y como recuadros las fases del procesamiento.

Recopilación

En la recopilación, recogemos todas las ‘cosas’ que nos atañen y que deben ser procesadas.


En el método GTD es muy importante que esta recopilación sea exhaustiva, que se recoja todo, absolutamente todo lo pendiente de hacer, tanto lo personal como lo profesional, tanto lo grande como lo pequeño, tanto lo urgente como lo que no lo es.

En la anotación de cosas pendientes se pueden utilizar diversas herramientas como son las bandejas físicas, el correo electrónico, libretas o aparatos electrónicos para tomar notas escritas o de voz.

Todo lo que recogemos va a parar a un almacén conceptual que denominamos ‘la bandeja de entrada’ y que, como casi todos los almacenes de GTD pueden implementarse de diversas formas. Lo que sí es muy importante es minimizar el número de soportes para esas entradas y el vaciar periódicamente esas entradas.

Según las ideas de Allen, en la recopilación está la clave para la eliminación del estrés. Para ello es preciso que nos aseguremos de que todo, absolutamente todo, ha sido recopilado. La tranquilidad que produce saber que todas nuestras tareas, proyectos y objetivos pendientes se encuentran adecuadamente censados y serán procesados sistemática y periódicamente, nos libera del estrés, además de aumentar la productividad.

Procesamiento

El procesamiento es la parte nuclear de la metodología. En él se recoge el tratamiento que deben tener todas las ‘cosas’, todo aquello que entra por la bandeja de entrada.


Lo primero que hacemos es analizar lo que tenemos en la bandeja de entrada preguntándonos qué es, cuál es su naturaleza, para proseguir de la forma más adecuada.

En primera instancia nos preguntamos si se requiere alguna acción. En caso afirmativo, debemos estimar el esfuerzo necesario. Si nos va a llevar menos de dos minutos ejecutar esa acción debemos hacerla (Hacer). Si requiere más de dos minutos, podemos tomar tres cursos de acción:
  • Podemos delegarla en otra persona o unidad (Delegar). En ese caso, la acción pasa al almacén de Pendiente, que deberemos revisar periódicamente.
  • Podemos decidir hacerla en otro momento (Posponer). Dentro de esa opción existen a su vez, dos posibilidades.
    • Fijar su realización para un lapso temporal concreto (fecha, día y hora) en cuyo caso la introducimos en la Agenda.
    • No fijar momento concreto sino dejarla para hacer lo antes posible, entrando entonces la acción en el almacén de Acciones siguientes que también debe ser revisado con asiduidad.
Un caso de tratamiento especial son los proyectos, que veremos en el apartado dedicado a organización.

Los casos posibles en que no se requiera ninguna acción ofrecen, a su vez, tres variantes:
  • Asuntos que decidimos que no tienen interés y que optamos por Desechar pasando esos asuntos a la Papelera.
  • Asuntos que, si bien nos interesan, no pensamos acometer en corto plazo así que la decisión es Conservar/incubar. Esos asuntos se almacenan en el Archivo de seguimiento para revisión periódica.
  • Información o documentación que nos interesa conservar para posterior consulta. La acción es, pues, Archivar para consulta y el almacén donde reside esa información se denomina Archivo de consulta.
Organización

En el apartado de Organización nos centramos en los almacenes o repositorios de información.


Ocho son los repositorios (si consideramos como tal también a la Papelera).

Tres de estos repositorios, probablemente los que mejor caracterizan la metodología, son los que recogen acciones siguientes. Son estos:
  • Lista de acciones siguientes: listado de las siguientes acciones que debemos acometer en cuanto podamos.
  • Agenda: acciones que tienen fijada su fecha y hora, así como material necesario para un día concreto.
  • Pendiente: con todas aquellas acciones que hemos delegado.
Otros dos se refieren a proyectos. Un proyecto es un resultado deseado cuya consecución requiere de más de un paso o acción. En el caso de los proyectos lo que necesitamos es identificar esos pasos y, sobre todo, disponer de alguna forma de recordatorio de qué es lo siguiente que debemos hacer. Para su gestión precisamos de:
  • Lista de proyectos: que recoge todos los proyectos en curso (Proyectos) y sus acciones (Planes de proyecto)
  • Material de consulta: que contiene el material de consulta y documentación asociado a cada proyecto. Aunque David Allen no acaba de dejarlo demasiado claro, parece razonable entender este repositorio como una forma o subconjunto del Archivo de consulta.
Finalmente, el tercer bloque de almacenes es aquellos que no precisan acción. Son tres:
  • Archivo de seguimiento: con los asuntos pospuestos para realizar algún día, pero no de forma inmediata.
  • Archivo de consulta: con material y documentación para consulta.
  • Papelera: a dónde se dirigen todos los asuntos desechados y que, quizá, no es un almacén como tal sino el destino de algunas ‘cosas’ de la bandeja de entrada.
Solamente apuntar, como información adicional, que David Allen no propone una implementación específica para cada uno de estos almacenes conceptuales aunque sí realiza algunas propuestas. En algún caso pueden ser almacenes físicos (como un archivador) y en otros almacenes lógicos o electrónicos (como una agenda electrónica).

Evaluación

Es el proceso por el cual revisamos lo que tenemos pendiente, todos los almacenes, y tomamos decisiones acerca de ello.

Lo primero establecer qué revisar y cuando.

Algunos elementos de la organización serán revisados de forma sistemática y frecuente. Dos son principalmente los almacenes en los que aplicar esa política:
  • Acciones siguientes
  • Agenda
Otros almacenes se pueden revisar cuando se considere necesario:
  • Pendiente
  • Proyectos y Planes de proyecto
  • Archivo de seguimiento
Un elemento clave en la metodología GTD es la revisión semanal. Allen aconseja encarecidamente llevar a cabo semanalmente esta revisión, que considera un factor clave de éxito, y en la cual se hace, básicamente, lo siguiente:
  • Reunir y procesar ‘cosas’ (alimentar la ‘bandeja de entrada’)
  • Revisar el sistema en su conjunto, su implementación y funcionamiento.
  • Poner al día las diversas listas y almacenes
  • Dejarlo todo limpio, despejado y ‘al día’.
Acción

La acción es el objetivo final: hacer cosas. Una vez puesta toda la infraestructura lo que resta es actuar. Para ello, debemos decidir qué hacer en cada momento. Allen propone un modelo de cuatro criterios para decidir qué hacer. Los criterios son:
  • Situación: tanto en lo relativo a la localización como las herramientas disponibles. No en todos los lugares podremos realizar todas las acciones pendientes.
  • Tiempo disponible: eliminando de la posible decisión todas aquellas acciones para las que no tengamos tiempo
  • Energía disponible: siendo realistas con nuestra energía y reservando acciones simples para los momentos de baja energía y las más complejas para lo momentos de mayor energía como el inicio del día.
  • Prioridad: la importancia o urgencia de la propia acción.
Referencias

[1] “ORGANIZATE CON EFICACIA".   David Allen. Empresa activa. ISBN 978-84-96627-08-6.

[2] “SÉ MÁS EFICAZ".   David Allen. Alienta Editorial. ISBN 978-84-92414-18-5.

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