TRATADO DE ATEOLOGÍA
FICHA
Portada: Tratado de ateología Título:            TRATADO DE ATEOLOGÍA
Autor:            Michael Onfray
Editorial:       Anagrama
Páginas:        249
Publicación:  2005
Lectura:         2007
COMENTARIO EDITORIAL
(Fuente: Contraportada del libro en su edición de 2007 en Anagrama – Colección Argumentos)

Dios no está muerto, o si lo estaba, ahora se encuentra en la plenitud de su renacimiento, tanto en Occidente como en Oriente. De aquí la urgencia, según Onfray, de un nuevo ateísmo, argumentado, sólido y militante. De un ateísmo que no se defina sólo en negativo, sino que se presente como una postura nueva y positiva respecto a la vida, la historia y el mundo. La ateología (el término viene de Georges Bataille) debe en primer lugar enunciar una crítica robusta y definitiva contra los tres monoteísmos principales, presentar un rechazo a la existencia de lo trascendente y promover, después de milenios de negligencia, un interés por «nuestro único bien verdadero: la vida terrena», el bienestar y la emancipación de los cuerpos y las mentes de mujeres y hombres. Algo sólo alcanzable a través de una «descristianización radical de la sociedad». Un libro de gran fuerza que, sin duda, provocará discusiones y apasionará a miles de lectores.
COMENTARIO PERSONAL
'Tratado de ateología' es un libro agresivo y militante que defiende la ateología utilizando para ello la destrucción de todo lo que tiene que ver con los monoteísmos de más peso en nuestro entorno occidental, las tres religiones del Libro: judaísmo, islamismo y, sobre todo, cristianismo. Un libro que, tanto por su temática como por su estilo, es de los que no deja indiferente, de los que genera profundas 'filias' y 'fobias', filias y fobias que, también tendrán mucho que ver con la posición personal de cada uno, con sus creencias y su experiencia personal.

He agrupado las impresiones que me ha causado el libro en un elogio y ocho críticas (la contabilidad de unos y otras ya da una idea de mi impresión general). En efecto, no me ha gustado este libro, aunque siempre tiene el valor del contraste de ideas.

Una advertencia previa

Como saben los visitantes asíduos de Mundo Azul, una de las normas de este sitio, reflejada en el manifiesto azul es la de no hablar de religión, la de mantener una posición aconfesional, con independencia de mi posición personal al respecto. Es difícil comentar un libro que entra tan de lleno en la religión, y de una forma tan directa y militante, desde una posición aconfesional (y considero, en este caso, como una 'confesionalidad' la posición atea o agnóstica). Pero lo intentaré. Las evaluación del libro la hago desde el punto de vista, acertado o no, de su calidad filosófica y argumentativa, de su estructuración, etc. No entraré en el fondo del asunto y en si Onfray tiene o no razón en sus convicciones y argumentos. Me centraré, hasta cierto punto, en la forma y no en el fondo.

Elogio: documentación y bibliografía

Aunque, como veremos más adelante, creo que luego lo aprovecha insuficientemente, Onfray parece haberse preocupado de documentarse, de leer, de informarse. Abundan en este libro referencias a otros libros, a otros autores, a citas históricas. Es, en principio, el trabajo de un erudito.

Un detalle que me gusta en este sentido, es el de la bibliografía que incluye al final. No se trata de una mera relación de libros, sino que dedica todo un capítulo a comentarlos, a decirnos qué podemos encontrar en ellos y qué no, y un breve retazo de su opinión respecto a ellos. Es una forma de hacer bibliografías que sólo veo muy de cuando en cuando y que me parece muy valiosa.

Crítica: Sin orden ni concierto

Un primer fallo formal de Onfray es, en mi opinión, la escasa estructuración del libro. Onfray nos conduce por, digamos, círculos concéntricos de argumentación, dando vueltas a las mismas cosas, con pocas variaciones. Si uno ve el índice, sí parece estructurado, y bien, además, pero luego la lectura desmiente, en mi opinión, esta estructura que apenas se insinúa en el texto. Un caso casi sangrante de la falta de correspondencia entre el título y el contenido es el último capítulo 'Por un laicismo poscristiano' que dedica, salvo alguna sección del final...¡ a criticar al Islam !

Crítica: ¿ Dónde está la ateología ?

Tengo que decir, que una de las cosas que más despertaban mi curiosidad en el caso de este libro era ver en que consistía una 'ateología', porque no acababa de imaginármelo y me parecía interesante. Pero el libro no cumple con la promesa de construir una ateología 'en positivo'. En los inicios del libro Onfray se queja de la poca bibliografía sobre ateísmo y del carácter negativo de la propia palabra ateísmo. Sin embargo, el propio Onfray parece caer en la trampa que denuncia y escribe un libro a-teo o 'anti-teo'. Onfray se dedica a atacar ferozmente a las tres religiones monoteístas principales, pero no construye, no da alternativas, no crea una teoría atea. Construye su libro por negación de la religión, no por una afirmación positiva del ateísmo. Justo lo contrario de lo que promete.

Me parece lógico que dedique un cierto espacio del libro a criticar las religiones y señalar sus defectos, pero si esto fuese de verdad un tratado de ateología debería construir su teoría. ¿ Dónde está su explicación del porqué de la existencia del sentimiento religioso ? ¿ dónde sus contraargumentos a los filósofos que han pretendido demostrar la existencia de Dios ? ¿ Dónde su explicación acerca del origen del universo ? ¿ Dónde construye los fundamentos de una ética atea ?

Crítica: ¿ Qué fue de las otras religiones ?

En su labor de 'deconstrucción' de la religión, de la crítica a las religiones, Onfray se centra en las religiones del Libro: cristianismo, judaísmo e Islam. No dejo de considerar un error teórico el ceñirse a esas tres religiones. Es razonable que les dedique más espacio, porque están mucho más cerca de su realidad cercana, pero entiendo que una posición atea niega cualquier religión. ¿ Qué pasa con el budismo ? ¿ Y el sintóismo ? ¿ Y los animismos ? ¿ Y los politeísmos de la antigüedad ?. Dado que Onfray no nos regala un razonamiento teórico sobre religión sino que se centra en intentar demostrar los efectos negativos de religiones concretas, debería hacer ese trabajo con visión abarcadora, incluyendo todas las religiones. A falta de teoría, y ya que argumenta por el ejemplo (ver más abajo la crítica sobre la inducción engañosa) esos ejemplos deberían abarcar todo tipo de religiones.

Crítica: El panfleto impío

En la contraportada de la edición que he leído menciona un comentario en un periódico acerca de este libro:

Un despiadado panfleto contra los monoteísmos, tanto el judío como el cristiano y musulmán.(Thomas Regnier, Le Nouvel Observateur)

Supongo que ese comentario, si se incluyen en la contraportada, es porque se considera un elogio. Bien, en mi opinión ese comentario define perfectamente al libro...pero, al menos para mi gusto, no puede existir crítica más fuerte a una obra, presuntamente intelectual, que denominarla 'despiadado panfleto' que, creo, es justamente ante lo que estamos. Dice el diccionario de la RAE que panfleto es 'Libelo difamatorio' o, en otra acepción, 'Opúsculo de carácter agresivo'. La verdad es que esas definiciones le van como anillo al dedo. En efecto, se trata de un libro pequeño (un libelo) y difamatorio (en efecto, desacredita a algo, en este caso a las religiones monoteístas). Y, en efecto también, es de carácter agresivo, muy agresivo...hasta llegar al insulto.

En fin, no se trata de estar de acuerdo con el fondo de lo que dice o no, pero la forma de exponer es, creo, impropia de un intelectual y de un libro de filosofía o de pensamiento.

Crítica: La inducción selectiva y engañosa

Como he dicho, Onfray no desarrolla realmente ninguna teoría o una nueva visión del mundo. El libro se dedica, casi en su totalidad, a criticar a las tres religiones monoteístas principales. Y esta labor, no se hace por un análisis deductivo, sino por medio de la inducción. Onfray ofrece ejemplos, abundantes, eso sí, y citando muchas fuentes, eso también, de errores o contradicciones, de manifestaciones negativas de las tres religiones a lo largo de la historia. Y, de alguna forma, induce a partir de esos hechos tanto la falsedad como la perniciosidad de las religiones. Sin embargo, no deja de ser intelectualmente sospechoso el que no cite nada positivo de ninguna de las religiones. Eso no parece un análisis equilibrado. Creo que Onfray aplica una selección de los hechos, no sé si intencionada o guiada por su propia idiosincrasia personal, que le lleva a percibir sólo lo negativo. Creo que el uso del método inductivo combinado con esa selectividad, es, en su conjunto, un método engañoso de argumentar.

Crítica: La perspectiva histórica

Entre los elementos engañosos que utiliza Onfray es criticar hechos históricos con la perspectiva actual. Onfray cita presuntos errores de las religiones, juzgando hechos que sucedieron hace siglos y sin ponerlos en contexto. Pueden haber sido errores o no, pero, ciertamente, es un error valorativo juzgar hechos tan antiguos desde la modernidad. Creo que la humanidad ha avanzado mucho tanto materialmente como moralmente a lo largo de los siglos, y cosas que hace cientos de años eran normales, hoy nos parecerían de una intolerable barbarie.

Crítica: El respeto...o la falta de él

Al principio del libro, Onfray declara su respeto a los creyentes (no así a las jerarquías de las iglesias). Pero el desarrollo del mismo desmiente una y otra vez este presunto respeto. El libro está plagado de ironías, de desprecios e, incluso, de insultos. Un tema tan sensible, creo que debería tratarse con otra delicadeza, con otra serenidad, con otro respeto, en definitiva. Y ello, tanto por no herir innecesariamente sensibilidades, como por la propia calidad intelectual de la obra.

Crítica: El odio implícito

No he leído otros libros de Onfray, no he oído mucho de él, ni he visto ninguna entrevista u otros datos de su vida pero, leyendo este libro, uno se queda con la sensación de que Onfray escribe, no desde la razón, sino desde las entrañas, que realmente está implicado personalmente en lo que escribe y que se trata de una implicación teñida por el odio.

Conclusión

No me ha gustado este libro. No entraré, como he dicho, a valorar la validez o no se sus tesis y conclusiones, pero sí diría que es un libro muy decepcionante en lo intelectual y formal. Poco organizado, sin apenas argumentos, falto de teoría propia, con defectos de argumentación y destilando odio. Es una pena que la aparente documentación y estudio que parecen haber precedido a la escritura del libro, se hayan encontrado con una muy escasa capacidad de organizar los materiales y de razonar. Probablemente sea el odio y la implicación personal las que hayan nublado la mente del filósofo impidiéndole hacer un verdadero trabajo intelectual y hacer un verdadero tratado de ateología.